Los "K" contra la tecnología

Al fin nuestra frustrada experiencia con los teléfonos inalámbricos se revirtió. Paso a explicarles.

Compramos un inalámbrico porque era necesario y ya estábamos podridos de tener que salir de la cama para ir a atender el teléfono... de pura pachorra nomás.

Todos contentos lo pusimos a cargar 12 horas como decían las instrucciones. Las 12 horas se convirtieron en casi 48. El desgraciado no quería andar. Probamos de todo... lo cambiamos de enchufe, le cambiamos el transformador, hasta que lo revisó Claudio y dijo "para mí que la batería está media cagada" y por las dudas nos dio otro transformador, de esos que funcionan directo y se selecciona el voltaje

Perdido por perdido fuimos a pedir el cambio correspondiente y que enchufamos ayer a la noche. Hoy a la mañana fue la prueba de fuego... ¡FUNCIONA! ¡ALBRICIAS!