Andrómaca
(Ανδρομάχη)

23 de junio de 2004

Banderas

Chusmeando en la paginola del título me crucé con una palabra más que rara.

Nunca la había escuchado. Es más, la RAE online me dice que la palabra no existe en el diccionario. Igualmente, no por desmerecer a la Real Academia, pero en el Sopena de mi abuela materna ¡seguro que figura! (a pesar de ser una edición 1950 y tantos) Por supus que el Sopena ya lo reclamé como herencia, pero mientras tanto está en custodia en la biblioteca de mis viejos.

La palabra en custión es: vexilología

Y esta es la info:

¿Qué es la vexilología?

Se puede decir que la vexilología es una joven ciencia que estudia y define a las banderas, indagando en su historia y su lengiaje simbólico. Este vocablo, en su etimología, no está alejado, pese a su extraña sonoridad, de las fuentes clásicas: se basa en el término latino "vexillum" (estandarte, entre los romanos) y en el griego "logos" (tratado o discurso).

Esta disciplina fue creada en 1957 por el doctor Whitney Smith, fundador del "Flag Bulletin", revista dedicada al estudio de las banderas. Hasta que tuvo su propia personalidad, este arte formó parte de la heráldica, la encargada de estudiar a los escudos.

Su crecimiento, desde sus orígenes, fue imparable, estableciéndose como prueba fehaciente de ello el primer congreso internacional que en 1965 se desarrolló en Holanda. Aunque los emblemas distintivos de grupos humanos son casi tan antiguos como el hombre -recuérdense los tótems-, las banderas sólo aparecen formalmente en la historia a partir del siglo XVII. Convertidas en estandartes personales de monarcas o casas reinantes, adquieren su sentido "nacional" en el mar, donde cumplen su oficio de anunciar a distancia la procedencia de un barco. Por ello eran mencionadas específicamente en los tratados de temas marinos hasta que, a mediados del siglo XIX, el capitán Le Gras, oficial de la marina francesa, describió en un trabajo las banderas de su tiempo y sus funciones.

Siguieron a este paso inicial obras más sistemáticas que intentaban reconstruir la historia de las banderas, de acuerdo con las leyes de la vexilología (que aún no existía como tal). Los colores de una bandera no se eligen arbitrariamente: siempre hay un asidero en la historia, la tradición o las inclinaciones del pueblo que la enarbola. Ello se pone de manifiesto no sólo en las banderas nacionales sino en las regionales o estatales. En EE.UU., por ejemplo, cada estado de la Unión tiene su propia bandera; en España la existencia de regiones que son autónomas o pretenden serlo han desarrollado particularmente la labor de los vexilólogos: si algunas regiones tenían antiguas banderas perfectamente identificables a lo largo de la historia con tal o cual reino, otras tuvieron que improvisarlas de acuerdo con los colores o símbolos de que se disponía. Lo cierto es que la significación de una bandera ha pasado a un primer plano en el interés de quienes antes la reverenciaban sin indagar en su profunda simbología.


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