Ya volví. Llegué el domingo al mediodía y la verdad, me dieron ganas de volverme a Bariloche. Más que nada porque extrañaba y extraño a K.
 
La pasé bárbaro. Me reí muchísimo, conocí lugares preciosos, Ulises y Valeria una compañía de lujo!, la Candy también se portó bien conmigo: no me comió!!! pero me pegó un pisotón que todavía me duele!
 
Comimos cosas ricas ricas: goulash en la Fiesta de las Colectividades, cordero al horno con papitas y batatas, ñoquis rellenos, ravioles de cuatro quesos, cordero a la parrilla, fondue de chocolate con vainillas (que estaban más ricas a la mañana siguiente con el desayuno!), picada con fiambres y patés ahumados, chocolate...
 
Por suerte la semana fue tranquila y K pudo estar conmigo para salir a pasear. Bah, tranquila a medias: se afanaron de nuevo las baterías del micro. Lo solucionaron rápido, pero igual la bronca del momento cuesta disiparla.
 
Hicimos las visitas de rigor a Javier y Roxana, a Gastón. Lo conocí a Wally, que el año pasado no tuve el gusto (Eva, su señora, tuvo un pequeño incidente con el dentista, del que espero ya esté mejor y le hayan terminado de arreglar todo)
 
Anduvimos paseando con José en el micro. Caminamos por el lago. Fuimos a Puerto Blest y Lago Frías. No sé, capaz que parecen pocas actividades, pero para mí son super importantes porque estaba con mi Gordito.
 
Besines para todos, y ¡¡FELIZ DIA DEL AMIGO!!